La mujer alzó la cafetera y el aire pareció apartarse de la surpeficie chispeante y llameante... Vertió el líquido en la taza convirtiéndose en millones de átomos de suave aroma y color parduzco.
Fuera el sol se posó como la punta de un abanico en la persiana... El intenso sabor a café se posó a su vez en su boca...
Fuera cantaban los pájaros.
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